Veinticinco años, un cuarto de siglo ininterrumpido, es lo que lleva nuestra Hermandad estando presente en la mañana de uno de los días más grandes que tiene la Iglesia,la mañana en la que reluce más que el sol, la mañana del Corpus Christi. Y es que ni una pandemia consiguió que se dejase de montar.
Mentiríamos si dijéramos que ha sido fácil mantener esta tradición durante tantos años, pues nunca acompañaron las altas temperaturas ni en los preparativos de los días previos, ni en su montaje y desmontaje y siempre o casi siempre coincidió en fechas de exámenes para nuestros jóvenes. Pero la ilusión, la fe y las ganas de trabajar han podido más que todo eso.
Veinticinco años, veinticinco Altares totalmente diferentes, en nuestro afán por sorprender y mejorar cada año dentro de las posibilidades que hemos tenido.
Por todo esto, este año tenía que ser más especial si cabe, y por eso el Señor ha querido que el Altar lo presidiese una Imagen de la Divina Pastora, nacida de las manos de uno de los nuestros, de una de esas personas que como tantos y tantos jóvenes de la Humildad han vivido la bonita noche del Corpus en numerosas ocasiones.
Gracias David por tu generosidad y gracias a todos los que un año más con su trabajo y dedicación, lo han hecho posible. Desde la familia de la casa del arco, vecinas, equipo de priostía, miembros de la Juventud Humildad y de la Junta de Gobierno, hermanos que prestaron enseres...
Sirva este Altar, como humilde homenaje a todas aquellas personas que alguna vez durante estos veinticinco años, pusieron su granito de arena en alguno de nuestros Altares para que en la Humildad la noche y mañana del Corpus siga siendo tan especial.
Que sean muchísimos años más.
¡Alabado sea Jesús Sacramentado!
📷:N.H. Israel Jiménez y Gloria Botello.
